Admítanlo, a todas nos da terror de ser una mala madre

Antes de convertirme en mamá tenía una idea del tipo de madre que sería yo.

Tenía 15 años trabajando con niños, había estudiado sobre su desarrollo y educación y había leído una torre de libros de crianza.

También tenía una lista de cosas que mis hijos jamás harían (podemos tomar un momento y reírnos de mi ingenuidad 😂)…

Poco sabía yo que la maternidad se aprende en la práctica y no en la teoría, y cuando está llegó, se fue por la borda la seguridad que tenía en mis habilidades, dejando en su lugar la inquietante duda que en muchas ocasiones me ha llegado casi a paralizar. El terror de no ser una buena madre.

Es una batalla continua conmigo misma, cuando veo a mis hijos siento tantísimo amor y gratitud por la vida, pero al mismo tiempo siento que les estoy fallando de una manera u otra.

Es una tortura constante. Me digo a mi misma que no quiero y que es imposible ser perfecta, pero hay tantas expectativas del mundo en general que cuelga sobre nuestras cabezas como madres, susurrando siempre que no somos nunca lo suficientemente buenas. Aquí les dejo una foto en mi expresión máxima de mala madre, prestándole el iPad a mi hijo:

El problema yace en el que secretamente si quiero ser perfecta. Me encantaría ser la mamá que hace sándwiches en forma de unicornio, que cocina comida orgánica cultivada por monjes suizos, que encuentra juegos estimulantes para sus hijos todos los días, y que no pierde la cuenta nunca de el tiempo que pasan viendo “Patrulla de Cachorros” y sobre todo, quiero llegar a tener la paciencia infinita de La Madre Teresa, y escuchar cuál monje tibetano las 20,000 preguntas sin sentido que me hacen todos los días sin desesperarme.

Pero entonces me doy cuenta de que debo de mostrar un poco de compasión hacia mi misma, dejar de torturarme por la idea de que no importa lo paciente que soy con mis gorditos, nunca soy lo suficientemente buena para ellos… a pesar de que ellos lo son todo para mi.
Entonces entro en un círculo interminable en el que busco templanza para ellos y para mi.

Hay días en los que me siento orgullosa por el simple hecho de sobrevivir una ida al súper sin berrinches o lograr que se coman la cena sin refunfuñar, pero hay otros donde me quedo despierta pensando que podría ser mejor.

Es una lucha constante de toda madre, que nadie ve más que nosotras.

Por eso hoy decidí compartir esto con ustedes, porque tengo la ligera sospecha que no soy la única y también he llegado a la conclusión de que el que te preocupes constantemente por ser una buena madre,
debe ser señal de que de alguna forma lo eres.

Cuando eres la madrastra malvada

Cuando era pequeña, me encantaba leer cuentos, mi abuelita tenía una colección maravillosa en la que yo me hundía con singular alegría cada vez que iba a visitarla.

En estos cuentos siempre hay una fórmula, la princesa siempre es bella e inocente, el príncipe inteligente, y la madrastra siempre, SIEMPRE, malvada.

Hace 7 años empecé a unirme a ese grupo de mujeres odiadas por la cultura colectiva desde el medievo. Mujeres despreciadas solo por su título.

Hace años, cuando era joven y soñaba con la boda jamás imaginé terminar con este título, que llevo 5 años usando. Yo creo que ninguno de los que estamos en esta situación (mi esposo, su hijo, su ex) pensamos que esta es la posición en la que terminaríamos. Pero la vida da vueltas, y aunque no todo es color de rosa (en definitiva) aquí hay algunos puntos que te pueden ayudar si estás a punto de convertirte (o si ya eres) una madrastra.

No te lo tomes personal

Vas a ser probablemente culpada por cosas de las que no tienes idea. Para la ex de tu marido, vas a ser la mujer que se “roba” el valioso tiempo que ya no tiene con sus hijos. Vas a mover muchas inseguridades y será más fácil verte como la villana. Trata de no tomártelo personal. Mantén el contacto breve y respetuoso, va a ser difícil porque todas tenemos ese instinto de lucha, pero callarte y no involucrarte te va a ahorrar miles de problemas.

Tu no eres la responsable de la disciplina

Esta es una parte terriblemente difícil. Estos niños no tienen la misma crianza que tu y están ajustándose a un nuevo estilo de vida y a otra figura de autoridad. Aunque sea por un par de fines de semana. Habla con tu novio/ esposo, que el se asegure que mantengan el respeto hacia a ti (lo que será la base de la relación). El es el padre, el es quien debe mantener la disciplina. Vas a tener momentos muy difíciles de ajuste en los que te vas a morder la lengua mil veces para mantener la paz, pero al final del día, podrás forjar una amistad, que puede llegar a ser de las mejores de tu vida

Consigue una amiga que esté pasando por algo parecido

Vas a necesitar alguien con quien desahogarte, alguien con quien platicar y poder sacar las frustraciones, porque va a haber muchas y tú marido no va ser una persona imparcial, no puede serlo. Grupos en línea fue lo primero que me ayudó, hasta que encontré a mi querida amiga Elena con la que puedo hablar sin tapujos porque ella está pasando por algo parecido y eso me ayudo de una forma extraordinaria en este camino que suele ser muy solitario.

Compasión y cariño ante toda situación difícil

Estos niños están pasando por una etapa y ajustándose a una situación no pueden controlar, probablemente pasando de una casa a otra, escuchando (en ocasiones) cosas malas de y sobre las personas que más aman en el mundo. Algunas veces tratan de manipular situaciones porque tienen control de muy pocas cosas. Cuando lo ves desde su punto de vista, es mucho más fácil comprender las malas actitudes y rabietas

No tengas miedo a amarlos

No tengas miedo a ser su amiga y divertirte. Mantén el sentido del humor.
Mantén la cabeza bien alta porque después de todo, las madrastras en los cuentos son siempre reinas, y hay que mantener esa corona en alto.

Como Hacer Que Tu Niño de 2 Años Duerma Toda La Noche en 30 Fáciles Pasos

Este es Lord Gio, el peque más bello del universo, el niño de mis ojos, quien me da los abrazos más lindos en la historia de la humanidad… y quien me ha mantenido despierta por los últimos 2 años.

Después de vivir en estado de zombi cafeinado por tanto tiempo, decidí que era hora de entrenarlo a dormir.

Así que les presento mi

GUÍA PARA QUE TU HIJO DUERMA TODA LA NOCHE.

  1. Ponlo en su cama a la hora de siempre, léele un cuento, dale su leche y acurrucalo en su camita.
  2.   Termina de hacer lo que tengas pendiente (Poner la lavadora, checar Facebook, aventarte un round de Disney Emojis o ver la tele un rato) y acuéstate a eso de las 11 de la noche.
  3. Metete en tu camita, date algunas vueltas hasta que encuentres una posición cómoda y empieza a preocuparte con los ojos cerrados de todo lo que se te olvido hacer en el día.
  4. Por fin a eso de las 12 comienza a quedarte dormida…
  5. “Mnnnn se despertó el bebé? O es un mono aullador?”
  6. Tu marido te empuja “mnnneeeespiertaa, se despertó el bebé”
  7. Sal de las cobijitas calientes mientras tu marido murmura “y si lo dejamos que llore?”
  8. Metete a las cobijas de nuevo y mira fijamente a la pared mientras tú niño llora por 25 segundos.
  9. Decide que es tortura china y levántate de la cama porque tu marido ya está roncando de nuevo.
  10. Sal de la cama lentamente (tu marido no tiene por qué enterarse de que tan rápido dejas la convicción de “dejarlo llorar”)
  11. Cuando llegas a la puerta tu niño se empieza a calmar, entonces no sabes si abrir la puerta o no, por lo que te quedas parada en el pasillo por 15 minutos.
  12. Llegas a la conclusión de que uno se puede dormir parada.
  13. Te acuestas en el piso dos minutos y entonces te das cuenta de que tu bebé sigue llorando quedito.
  14. Dices “Me vale el chingado libro de Ferbert” y entras a la recámara con la idea de acariciar su espalda y murmurar shhh hasta que se duerma.
  15. Caes en la tentación de abrazarlo y besarlo porque te dio los brazos y te aventó una sonrisota cuando te vio.
  16. Quédate abrazándolo y húndete en ese delicioso olor de tu bebé.
  17. Arrulla a tu bebé silenciosamente hasta que sientes que su cabecita cae en tu hombro.
  18. Ponlo en su cuna convencida de que ya se durmió.
  19. Di “mierda!” mientras sales del cuarto y te das cuenta de que se levantó inmediatamente después de que le acostaste.
  20. Metete corriendo a tu cama y tápate con las cobijas.
  21. Escucha a tu bebé llamarte y piensa que va a despertar al adolescente gruñón.
  22. Sal de la cama suspirando de nuevo.
  23. Escucha al adolescente gruñón desde su recámara “Mamá, el gordo está despierto!”
  24. Arrullalo en la mecedora hasta que se duerma y te duelan las pompas mientras te resignas a que nunca vas a poder dormir de nuevo.
  25. Marido llega, toma al bebé y a ti y los tres se van a la cama grande.
  26. Repite por las siguientes tres semanas.
  27. Duérmete en el piso de la habitación del bebé dos noches debido al cansancio.
  28. Manda a todo a mierda y déjalo que se duerma en tu cama por las siguientes 3 noches.
  29. Milagrosamente el bebé se duerme 10 horas seguidas contigo.
  30. Llora de felicidad mientras te tomas tu café en la mañana.